No por nada apodan al Mercado de Sonora el Mercado de los Brujos. Sus yerberos ofrecen curar el espíritu y el cuerpo de los enfermos a través de pociones mágicas, plantas medicinales y talismanes. ¿Farsa, milagros de fe o tradición ancestral? Acompáñanos a descubrir este lugar y comienza a planificar tu viaje por Ciudad de México.
Este misterioso mercado está situado en el centro de la CDMX, bastante cerca de la estación “Merced” del metro. Abrió sus puertas en septiembre de 1957 y fue inaugurado por el entonces presidente Adolfo Ruíz Cortines. Abre todos los días del año, de 7:00 am a 7:00 pm, y está prohibido tomar fotografías o videos.
Los vendedores son expertos en plantas medicinales y conocen de memoria sus nombres y sus cualidades. Se trata de yerberos educados por sus padres y abuelos, quienes, a su vez, han heredado la tradición de los indígenas prehispánicos.
Ofrecen limpias de huevos, ramos, fuego y alumbre. Preparan sus materiales con fe, sobando los cuerpos incluso con animales. Prometen remover la mala energía del campo místico espiritual, curar los dolores y transformarlos en energía positiva, como la paz y la tranquilidad.
Por su parte, los adivinos del Mercado de Sonora leen las tradicionales cartas, así como los cigarros y los caracoles. Las lecturas cuestan entre 200 y 500 pesos.
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Los espacios destinados para la magia no están a la vista de todos. En el pasillo 8 se encuentran las brujas, seres que aseguran atraer el amor, hacer que el amante regrese o que se vaya el marido. Ofrecen lociones para amansar guapos y separar amantes, al igual que perfume de colibrí.
Saben remediar el amor mal correspondido y presumen de someter a los hombres infieles usando velas con forma de pene. En ellas escriben el nombre del susodicho y luego la bañan con chile piquín y sal. Le clavan alfileres para que no se porte mal.
Algunos hechizos requieren energías más poderosas e involucran baños con sangre de gallina u otros sacrificios animales. Por ello, rondan los 6,000 pesos y algunos llegan a costar hasta 60,000.
La santería llegó a México poco después de la Revolución Cubana, traída por los cubanos que migraban a Estados Unidos pasando por el país. Tenían cientos de Orishas a quienes rezaban haciéndolos pasar por santos, por ello, hoy en día, la santería es la conjunción de la religión yoruba y el catolicismo. Es practicada por personas de todas las capas sociales y ha sido vinculada erróneamente con el satanismo y la delincuencia.
Hay una zona para la venta de animales de crianza (sobre todo gallinas), y otra para animales exóticos (aves tropicales, por ejemplo). Plantas medicinales al por mayor, amuletos, artesanías, santos y oraciones.
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