En 1970 fue la primera vez que se estableció una zona de mujeres en el transporte público mexicano, ¡el mismo año de la marcha de las minifaldas! La separación sucedió porque ellas se quejaban de viajar muy apretadas. En aquel entonces les concedieron dos vagones.
En estos últimos años, la medida se hizo oficial para proteger a las mujeres de situaciones de acoso. Se agregó un vagón más y la CDMX determinó que la separación aplicaría incluso en horas pico.
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Las áreas exclusivas para mujeres están señaladas con numerosos letreros color rosa, ¡nadie podría negar que los ha visto! Lo único que hay que hacer es identificarlas y, si eres mujer, aproximarte a ellas.
Las mujeres cuentan con carriles exclusivos para abordar el metro. En el tren, los tres primeros vagones están reservados para ellas y los niños que las acompañan (siempre y cuando sean menores de 12 años).
Ningún hombre puede utilizar los vagones exclusivos para mujeres, sin excepción (da igual si pertenecen a la tercera edad o están discapacitados). Mucho ojo: esto no significa que los demás vagones dejen de ser mixtos. Las mujeres pueden escoger con libertad si viajar o no en los vagones exclusivos. En otras palabras, los “vagones de hombres” no existen.
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El gobierno de la CDMX dispuso que todos aquellos que no respeten los señalamientos serán sancionados con arrestos y multas de hasta 2,534 pesos, seis a doce horas de arresto y de tres a seis horas de trabajo comunitario. La detención sólo se lleva a cabo si el usuario insiste en permanecer en el área. Los policías normalmente se conforman con hacer que los hombres se cambien de vagón. Otra realidad es que las zonas exclusivas para mujeres sólo son respetadas cuando hay policías vigilando.
Para defender el derecho de las mujeres a ser respetadas, el Metrobús también ha reservado una zona exclusiva para mujeres. A su vez, difunde campañas para disminuir las agresiones sexuales.
Uno de los argumentos más sonados es que les parece injusto que haya espacios exclusivos para ellas y no para ellos. Muchos varones consideran que esta medida viola su derecho a ser tratados con igualdad. Sin embargo, estas zonas atienden a una población vulnerable que diariamente se enfrenta a diversos grados de violencia sexual. No es que las mujeres crean que las zonas exclusivas son de ellas, ¡es que son para ellas! Por lo menos mientras las cosas cambian. Y si queremos mantenerlas a salvo, vale más que nos quedemos en nuestro lado del transporte.